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Fundamentación
La Escuela Cristiana Evangélica San Luis es, como su nombre lo indica, una institución confesional. De allí que la importancia de la Educación Cristiana como un asignatura dentro del proyecto institucional radica en el fundamento y la finalidad mismos de la institución, queriendo decir con esto que la Escuela Cristiana representa la oportunidad de ofrecer a la comunidad puntana un espacio para la Educación Cristiana.
Dicha importancia no deriva de otra causa que no sea aquella divina comisión que lee “...id, y haced discípulos a todas las naciones,... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado...” (Mateo 28:19-20 RV60); confiriéndole a la labor educativa la dignidad de un ministerio en obediencia a Dios y para beneficio del ser humano.
Finalmente decimos que el abordaje de nuestra asignatura se fundamentará únicamente en las Sagradas Escrituras, asumiendo el compromiso de transmitir los principios y verdades que surgen del Texto y están en conformidad con el marco teórico-doctrinal de la confesión de fe de la institución.


¿Por qué enseñar Educación Cristiana a los niños?
Según los especialistas, los primeros cinco o seis años en la vida de un niño son el período de desarrollo más sensible, receptivo y crucial. Estos años son los más importantes para desarrollar su deseo de aprender, su creatividad, su habilidad para ejecutar, y afectando todo esto su aprendizaje venidero.
Actualmente, la educación ha dejado de ser, en cierto modo, solo información o instrucción para resaltar la formación integral del ser humano (es decir: sus áreas espiritual, emocional, física, intelectual y social). Este tipo de educación integral es la que nuestro Señor Jesucristo anunció en sus sermones, parábolas y milagros, enfatizando la complejidad del ser humano en el gran mandamiento que leemos en Marcos 12:30-31 en que nos insta a amar a Dios con el corazón (lo espiritual), con el alma (lo emocional), con la mente (el intelecto), con nuestras fuerzas (lo físico), y a amar al prójimo como a nosotros mismos (lo social). Se habla entonces de educación por el niño en lugar de para el niño, porque cada uno es un ser original, con un carácter propio que lo hace distinto a cualquier otro ser humano. A pesar de su corta edad, el niño tiene necesidades, motivaciones personales, una familia con características exclusivas, y está inmerso en una determinada realidad. Dentro de estas necesidades y, en relación a nuestra asignatura podemos mencionar: la necesidad de ser salvos, de tener referentes o modelos de vida piadosos (cristianos consecuentes que viven lo que dicen creer), de experimentar la obra transformadora de la Palabra de Dios en sus vidas.
El pasaje de Mateo 18:3-5 nos revela que Jesús, el Maestro por excelencia, no desecha a los niños, por el contrario los ama, recibe y exhibe la capacidad de creer de ellos como ejemplo de fe a imitar por la humanidad adulta (“ y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” Mateo 18:3-5 - RV60).
Una razón más para darnos a la tarea de enseñar Educación Cristiana es hacer caso al estímulo de la Escritura que, no solo nos desafía a desarrollar una visión formadora, además nos llena de esperanza y expectativas venturosas para el futuro de los alumnos (“Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él.” Proverbios 22:6 - LBLA).


¿Por qué enseñar Educación Cristiana a los adolescentes?
Entre las innumerables razones que podrían considerarse a la hora de plantearnos la cuestión quisiéramos marcar un especial énfasis en el hecho de que los adolescentes necesitan lograr un sentido de pertenencia e identificación, y desarrollar con firmeza sus valores morales, éticos, ciudadanos, como así también los espirituales. A propósito de esto notamos que cada curso del nivel secundario presenta una variedad heterogénea de realidades en cuanto al aspecto espiritual del alumnado, por ello el rol deseado para nuestra asignatura será aquel de motivar a cada estudiante a confiar en Cristo para salvación y a crecer espiritualmente paso a paso; en otras palabras, deseamos estimularlos a través de esta materia a que experimenten y comprueben la resolución de toda inquietud y la provisión para toda aquella necesidad de encontrar identidad, sentido y propósito en sus vidas; y todo esto en la dimensión prometida por Cristo (“Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:9-10 RV60).
Finalidades u objetivos generales
Que cada alumno oiga y conozca el Evangelio de tal manera que le sea posible tomar un posicionamiento ante Dios y la Salvación, siendo nuestro deseo más profundo que esto redunde en su salvación personal (“...¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:14 LBLA).
Incentivar al alumnado a un acercamiento individual y desprejuiciado al texto bíblico, sabiendo que las virtudes del Libro de Dios benefician la vida presente, equipan para la vida futura y preparan para la vida eterna (“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma...”, “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”).

Marco institucional
Encargado de la asignatura Educación Cristiana prof. Joel Sebastián Bitar, con la colaboración eventual de la prof. Susana Fernández Paz.

Beneficiarios
El alumnado completo del Departamento de Educación Común y del Departamento de Educación Especial de la ECESL.


¿Qué Creemos? 
  • En Dios Creador de todas las cosas, uno y único: "Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él". (Deuteronomio 4:35) 
  • En un solo Dios manifestado en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. "Por tanto, id y haced discípulos... bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". (Mateo 28:19) 
  • En el Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, Dios encarnado: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios..." (Juan 1:1,14) 
  • En el nacimiento virginal del Señor Jesucristo, engendrado por obra del Espíritu Santo, ..."lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es". (Mateo 1:20) 
  • En su muerte vicaria y expiatoria como única base de redención y en su intercesión actual y permanente a favor de los creyentes. "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios". (1° Pedro 3:18) 
  • En su resurrección corporal y ascención a la gloria. "Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado al cielo". (Hechos 1:9) 
  • En la glorificación de nuestro Señor Jesucristo: "A este Jesús a quién vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo". (Hechos 2:36) 
  • En la segunda venida para buscar a los creyentes. "Vendré otra vez y os tomaré a mí mismo". (Juan 14:3) 
  • En la persona del Espíritu Santo que es Dios: "Sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros". (1° Corintios 3:16) 
  • En su obra regeneradora que santifica, limpia y capacita a los creyentes: "Vosotros tenéis la unción del Santo... la unción que vosotros recibísteis de El, permanece en vosotros". (1° Juan 2:20,27) 
  • Que simultáneamente con la conversión, la recepción del Espíritu Santo y su acción regeneradora, el creyente es sellado para siempre con Espíritu Santo de la promesa. "En él también vosotros habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído fuistes sellados con el Espíritu Santo". (Efesios 1:13) 
  • Que fuimos todos bautizados en un cuerpo y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu: "Porque por un solo Espíritu, fuimos todos bautizados en un solo cuerpo". (1° Corintios 12:13)  
  • Que los dones de "señales": lenguas, sanidades, milagros, interpretación de lenguas, profecías, discernimiento de espíritus, han cumplido su cometido, y cesaron en la era apostólica, según se desprende de las evidencias bíblicas. (1° Corintios 13:8) 
  • Que los dones de señales fueron utilizados para certificar la proclamación del glorioso mensaje del Evangelio en el principio de la Iglesia. "Una salvación tan grande... confirmada por los que oyeron...con señales y prodigios y diversos milagros". Hebreos 2:3,4) 
  • Que cada creyente puede y debe ser lleno del Espíritu Santo, constituyendo esto un ejercicio permanente de disciplina, santidad y consagración. "Antes bien, sed llenos del Espíritu Santo". (Efesios 5:18) 
  • Que el Espíritu Santo, se manifiesta en el presente tiempo, para la edificación de la Iglesia y la glorificación de nuestro Señor Jesucristo. "A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo". Efesios 4:12 
  • Que la iglesia es el cuerpo de Cristo, y está formada por todas las personas que han recibido a Cristo como Salvador personal: "Vosotros pues sois cuerpo de Cristo". (1° Corintios 12:27)  
  • Que Jesucristo es la cabeza de la iglesia y quien la gobierna y dirige. "Y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia..." (Efesios 1:22,23) 
  • En la autonomía de gobierno de las iglesias locales, en unidad de principios y comunión de prácticas, tal como se enseña en la Palabra de Dios. "Las iglesias tenían paz... y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo". ( Hechos 9:31) 
  • En el cuidado y conducción de la iglesia por medio de ancianos o pastores, no como jerarquía sino como servicio. "Ruego a los ancianos...apacentad la grey de Dios... cuidando de ella... no como teniendo señorío... sino siendo ejemplos de la grey". (1° Pedro 5:1-3) 
  • En la seguridad de la salvación eterna de los creyentes, salvación que no puede perderse, recibida por arrepentimiento y confesión sólo a Dios de nuestro pecados, recibiendo a Jesucristo como Salvador personal. "Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar a nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1° Juan 1:9) 
  • En la práctica del bautismo por inmersión, como obediencia al mandato del Señor y reconocimiento de verdades fundamentales, en la experiencia y posición del creyente, como símbolo de haber muerto al pecado y haberse identificado con la muerte y resurrección de Cristo. "Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte...Así también nosotros andemos en vida nueva". (Romanos 6:3-9) 
  • En la inspiración verbal, plena, inerrante, completa e infalibe de las Sagradas Escrituras. "Toda la Escritura es inspirada por Dios". (2° Timoteo 3:16) 
  • En la resurrección corporal, el arrebatamiento y transformación de los creyentes con un cuerpo espiritual: "Porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros sermos transformados". (1° Corintios 15:52) 
  • En el tribunal de Cristo donde las obras del servicio cristiano serán juzgadas y recibirán recompensa: "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho" (2° Corintios 5:10) 
  • En el reinado milenial: "Y reinarán con Cristo mil años" (Apocalipsis 20:6) 
  • Que el Señor ha de juzgar a vivos y muertos: "El es el que Dios ha puesto por juez de vivos y muertos". (Hechos 10:42) 
  • En la condenación eterna de todos aquellos que han rechazado a Cristo: "Y el que no se halló inscripto en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego". (Apocalipsis 20:15) 
  • En un cielo nuevo y una tierra nueva donde no habrá más pecado: "Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva... y oí una gran voz... y Dios mismo estará con ellos como su Dios". (Apocalipsis 21:1-4)

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